Friday, July 16, 2004

Había decidido, pues, transformarme en detective, descubrir quién, cómo y por qué me había matado, y con mis nuevas facultades no sería difícil. Por ello no tenía prisa y se me ocurrió, antes, divertirme un poco. Entré en muchas casas, espiando a sus habitantes empeñados en las típicas ocupaciones banales. Me impresionó un hombre que decía, siguiendo el hilo de su discurso:
- Las cosas buenas me parecen ya tan alejadas en el tiempo... Las malas pasaron ayer.
Entré en una casa y por primera vez después de mi muerte sentí dolor, pero cómo fuese este dolor y qué parte de mí lo sentía, no lo sé decir. Solo sé que era lo que buscaba. Con una sonrisa maliciosa, en primera fila, miré a una chica que se desnudaba. Se quedó desnuda, se dió una ducha, se lavó cuidadosamente las partes íntimas, se secó, se perfumó y se maquilló, para después volverse a vestir con una lenta selección de prendas. Sus actos no tenían nada de erótico, y sin embargo me sentía morir como si estuviese todavía vivo, sentí fiebre y despesperación y tormento insoportable y ganas de gritar, gritar, gritar, y la nada y el todo dentro de mí, y el llanto y la risa, la impotencia, la circulación de mi sangre que, como un ritmo, no conseguiría extenderse dentro de ella ni comprender su misterio.
Recordé, mientras me dejaba volar lejos, lejos de allí, lo que decía Francesconi:
- Mi abuelo estaba allí, en la mecedora, con la mirada húmeda perdida en el vacío, y todos decían "Piensa en la muerte que llegará". Y un cuerno. Pensaba en el coño, lo tenía aquí - y se daba un golpe con el canto de la mano entre los ojos -. Como en aquella película, no me acuerdo cómo se titula, en la que aquel viejo moribundo le pregunta a la actriz joven: "¿Me lo dejas ver una vez más?", y ella se levanta la falda y él sonríe y suspira: "Sí... lo recuerdo, qué hermoso era...", y se va, sin serenidad, sin miedo, llevándose consigo sólo su deseo.
El abuelo de Francesconi se había ido hacía muchos años, probablemente al paraíso: había entrado con la maravilla de un niño en el Gran Coño.