Friday, July 16, 2004

Llegó la noche y todavía seguía vagabundeando como un chorizo. Igual que la noche anterior, no sabía qué hacer. Dios, qué tristeza, pensé. Dios, me siento como si estuviera muerto.
Volé al centro y miré la cartelera del cine. Podía entrar sin pagar el billete y cinco minutos después preguntarme:
- ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué hago yo aquí?
Los chicos y las chicas paseaban abrazados bajo los soportales de la avenida.
Volé a casa. No había nada, ni la mancha de sangre de la moqueta se distinguía apenas. Me tendí sobre la cama aún sin hacer. Fantasmas, zombis, grité, venid, os lo ruego, venid a hacerme compañía.